Detrás de toda soberbia, siempre hay un gramo de humildad que puede hacer la gran diferencia. Nadie es totalmente malo ni totalmente bueno, sino que los matices son lo que más abunda en el mundo. ¿Quieres conocer la cara que Leo quisiera ocultar?
Lo mejor de Leo.
Generosidad: el león no puede evitar dar a los demás. Pero para que ello ocurra debe darse un vínculo muy estrecho entre este felino y el objeto de su dadivosidad. Es decir, pueden llegar a dar mucho, pero siempre a alguien de quien después puedan obtener algo a cambio. A su vez, utilizan la generosidad para ejercer control sobre las personas que reciben sus beneficios, pero a fin de cuentas, ayudar a los otros siempre es algo bueno y por eso lo incluimos dentro de las mejores cualidades del signo.
Liderazgo: Leo es un ejemplo a seguir; ellos saben muy bien a dónde van, porque saben dónde es que se encuentran las oportunidades. Esto se transforma en una energía que es casi palpable por aquellas personas que han perdido el norte y necesitan que alguien vuelva a encaminarlos en la vida. Afortunadamente, tienen un gran corazón, por lo que guían a sus seguidores a los mejores lugares posibles.
Autoconfianza: si hay alguien en quien el león cree, esa persona es él o ella misma. Al mirarse al espejo ven a su mejor amigo y a la persona que admiran, tan fuerte es la confianza que se prodigan a sí mismos. Esta característica hace que lleguen tan lejos como se lo proponen, ya que al creer que es posible, lo convierten en realidad.
Lo peor de Leo.
Altanero: hay que reconocer que cuando adquieren una postura, es casi imposible que se bajen de ella. Lejos de reaccionar bien a los reclamos que pueda llegar a recibir, contestará de modo tal que hará sentir muy incómodo a su interlocutor. Es innegable que se creen superiores a los demás e intentarán hacérselo saber.
Vanidoso: están muy orgullosos de sus virtudes y eso los lleva a caminar por la vida con un aire que no siempre cae bien a los demás. Están seguros de que compraron los derechos a la verdad de forma vitalicia, por lo que no aceptan otras opiniones e incluso llegan a tratar con desdén a aquellos que no están de acuerdo con sus a veces excéntricas ideas. Necesitan de la admiración de los demás tanto como del aire que respiran.
Autoritario: tienen la mala costumbre de creer que tienen derecho a ejercer la autoridad sobre los demás. Son padres y madres un tanto difíciles, ya que se comunican con sus hijos a través de las amenazas en vez de apelar al acercamiento. Cuando sus poderes de persuasión comienzan a fallar, entonces apelan al autoritarismo. Tienen la tendencia a creer que son dueños de las demás personas, por lo que les indican lo que tienen que hacer y creen que esa es la mejor forma de relacionarse. Son demasiado totalitarios como para aceptar que los demás tienen su propia autonomía.
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